15 de Septiembre y lo único que se escucha por todas partes es la frase de "Y tú ¿dónde vas a dar el grito?". Se podría considerar a ésta oración como algo de moda en estas fechas patrias o como un mero pretexto para sacar el orgullo de ser mexicanos que en ocasiones se trata de olvidar o esconder durante el año.
La universidad se encuentra casi vacía, la mayoría prefirió tomarse el día libre e incluso pareciera que los maestros tuvieran la obligación de compensar a los alumnos cumplidos, ya sea con algunas décimas extra o dándoles la oportunidad de que les entreguen tareas atrasadas. ¿Realmente es esto necesario?. No me lo tomen a mal, a mí me encantó mi medio punto en estadística, pero ¿por qué nos tienen que premiar por algo que se supone es nuestra obligación como lo es el asistir a clases?.
Conforme el día avanza las calles se pueden ver abarrotadas de vendedores ambulantes vendiendo toda clase de baratijas entre sombreros, máscaras y banderas, las cuales casi en su mayoría están hechas en China, ¿que ironía no?, primero nos invaden con su calzado de “piel” que es sólo una burda imitación del trabajo que realizan compatriotas de León, Guanajuato, después las toneladas y toneladas de chiles que entran “quien sabe como” al país y ahora nos venden hasta nuestra propia bandera.
En las oficinas de gobierno que presumen que el presupuesto no alcanza, que no hay dinero, que hay que aumentar los impuestos y que no son capaces de en ocasiones tener instalaciones bien arregladas, un buen servicio y ni siquiera contar con sillas decentes para los usuarios, de la noche a la mañana aparece una banderita en cada ventanilla y eso sí, miles de papelitos tricolores por todo el lugar.
Comienza a acercarse el medio día y el tráfico en la ciudad se hace cada vez más pesado. Los negocios, que minutos antes ofrecían tacos y tequila a los clientes, empiezan a cerrar y el peregrinar de las personas ya sea rumbo a sus casas o a comenzar la fiesta no se hace esperar. El teléfono en mi casa comienza a sonar para avisar de última hora de alguna que otra fiesta más, pero el “grito” no es algo que acostumbremos a celebrar en mi casa, ya que fue el día en que murió mi abuelo paterno, además mi mamá no se encontraba en Puebla y no quería dejar sólo a mi papá.
La tarde continuó y no tardaron en comenzar a sonar de forma esporádica las primeras sirenas aunque no se si eran de patrullas o ambulancias. La radio y televisión sólo hablaban de una cosa: la preparación del grito, antojitos, puestos ambulantes y en el caso de Puebla el permiso a los antros, bares o como los quieran llamar, para que pudieran cerrar a la hora que quisieran.
Calló la noche y en punto de las 11:00 p.m. en TODOS los canales de televisión abierta sólo había algo, ya sea el presidente Fox en el Zócalo capitalino o Mario Marín en la capital Poblana, se comenzaron a gritar los nombres de nuestros héroes y los que ahí se encontraban reunidos respondían gritando efusivamente: ¡Viva!, aunque dudo que muchos sepan cuales fueron las acciones de dichas personas.
Viernes 16, en la mañana la ciudad parece casi muerta, día de asueto, las recomendaciones para la “cruda” no se hacen esperar como si fueran un acuerdo realizado entre los medios masivos de comunicación.
Así termina el puente, la vida regresa a la normalidad y nos encontramos inmersos nuevamente en nuestra realidad, en dónde vemos de nuevo todos los defectos y carencias que tiene nuestro muy amado país, falta de empleo, pobreza, huelgas, inseguridad y por qué no, personas que son tan mexicanas que hacen su trabajo a medias… bueno todo esto hasta la próxima fiesta, llámese día de Muertos, el día de la Virgen de Guadalupe o incluso la victoria de algún equipo de football, México es un país de fiestas, no importa de que tipo, siempre se encontrará un pretexto para salir a las calles, olvidar y festejar.
Tshüss!!!
